miércoles, setiembre 06, 2006

 
Sean vuestros sentimientos los mismos que tuvo también Cristo Jesús,
quien, siendo por naturaleza Dios,
no trató de aferrarse al hecho de ser igual a Dios,
sino que se vació de sí mismo y se redujo a la condición de un esclavo
haciéndose igual a los hombres.
Y en su calidad humana se humilló todavía más,
pues se hizo obediente hasta la muerte,
la ignominiosa muerte en la cruz.
Por eso, Dios lo exaltó a lo sumo y le dio un nombre superior a todo otro,
para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla
en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra,
y para que toda lengua glorifique a Dios Padre
confesando que Jesucristo es el Señor.

Filipenses 2:5-11 - Versión Castillian


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